Una parte importante del derecho a la salud es el derecho a la información y el conocimiento sobre la salud. El COVID-19 sólo ha recalcado esta conexión. Entrevistamos a María Angélica Fuentes Martínez y Mónica Núñez de la Asociación de Bibliotecarios de Chile para conocer más sobre su participación en un proyecto para fortalecer la incidencia en torno a este tema.

¿Puede describir brevemente el proyecto Microrrelatos?

El proyecto de Microrrelatos surge de una necesidad urgente durante la pandemia para:

  • Incentivar la creación literaria en las cuestiones relativas al COVID-19, desde el  acceso a los medicamentos, vacunas y otras tecnologías, así como  su relación con la propiedad intelectual, patentes, y secretos industriales que pueden limitar su disponibilidad.
  • Considerar el acceso equitativo para de alguna forma sortear las brechas socioeconómicas y apoyar verdaderamente  a todos los habitantes del mundo.
  • Reconocer el rol de la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud,  denominado  Covid-Technology Pool  o  C-TAP, que busca  fomentar la colaboracion  y disponibilidad equitativa de esas tecnologías  para laboratorios, investigadores y gobiernos. Con ello, el C-TAP tiene como objetivo poner los datos y conocimientos necesarios para la producción de estos medicamentos, vacunas y tecnologías a disposición de todos los que los necesiten, a través de autorizaciones voluntarias para su uso de forma no discriminatoria.

¿Cómo llegaron las bibliotecas a participar en él?

Las bibliotecas llegaron a participar en él a través de gestiones realizadas por el director de Innovarte, el señor Luis Villarroel, para involucrar a la presidenta del Colegio de Bibliotecarios de Chile, Maria Angélica Fuentes, a fin de que este programa fuera patrocinado por el Colegio. El colegio aceptó y utilizó sus redes para difundir la convocatoria de historias.

¿Por qué le importa el acceso a la información para la salud?

Desde el punta de vista del Colegio de Bibliotecarios, es muy relevante el acceso a la información en todas sus formas y medios, porque va en favor de toda la población. Creemos en la inclusión social.

¿Qué estaban haciendo, ya, las bibliotecas en Chile para apoyar el acceso a la información sobre salud?

Los bibliotecarios a través de las bibliotecas públicas a nivel nacional estaban utilizando la redes sociales, para promover las normas sanitarias, a través de Facebook, y servicios, usando WhatsApp.

Mientras tanto, las bibliotecas biomédicas estaban haciendo un importante aporte en cuanto a proporcionar la información requerida por los equipos de salud.

El Colegio de Bibliotecarios de Chile estuvo usando sus redes para promover los protocolos sanitarios dados por el Ministerio de Salud.

¿Cuál ha sido la experiencia de las bibliotecas en Chile bajo el COVID-19?

¡Las bibliotecas han trabajado duro para responder! Crearon actividades lúdicas para niños y adultos, contando historias locales, promoviendo y fomentando la lectura a través de la difusión de autores mediante entrevistas. Se hizo un seguimiento de esta información en 12 bibliotecas públicas de localidades con un máximo de 5000 habitantes y sus publicaciones en Facebook, desde el 1 de abril hasta el 10 de octubre de 2020.

Se han organizado diversos conversatorios en temas relacionados con la biblioteca, así como aquellos en los que la comunidad estaba involucrada. Ejemplo: La Coordinación de las Bibliotecas Públicas de la región de los Ríos organizó un ciclo de conversatorios virtuales.

¿Con quién más trabajó en el contexto del proyecto Microrrelatos?

Innovarte contactó también al Colegio de Químicos Farmacéuticos y Bioquímicos, con quienes hicimos un todo, uniendo Ciencia, Cultura y Sociedad.

¿Qué ganó con esta experiencia?

Como Colegio nos beneficiamos de la experiencia de participar en un nuevo entorno donde se combinaron áreas aparentemente dispares, como la ciencia, la salud, la cultura, la educación y la información, pero con un denominador común que nos une con la información. Esto nos hace mirar el futuro de la Bibliotecología, desde un punto de vista de inclusión social, con la esperanza de una sociedad más justa.

¿Cuál fue tu historia favorita?

“Sólo respira” es un relato sobreacogedor, porque en unas pocas líneas el personaje central nos hace sentir la angustia de no poder respirar, pero aun así no pierde las esperanzas.

También apreciamos mucho “COVID: Que dolor de cabeza”, que da una mirada desde la inocencia, fragilidad y vulnerabilidad de los que no tiene “acceso”.

¿Qué esperas hacer con todas las historias recopiladas?

Pensamos que sería muy interesante poder realizar una publicación con los mejores relatos, pero eso depende de la Corporación Innovarte. Nosotros solo fuimos patrocinadores y auspiciadores.

Fuente: https://www.ifla.org/node/93480